domingo, 5 de octubre de 2008

5a, De consecuencias y de causas


DE CONSECUENCIAS Y DE CAUSAS

Todo lo que no sea partir del convencimiento de que una batalla por el conocimiento de las particulares condiciones de cada una de las actuaciones beligerantes dentro de un enfrentamiento global no nos va a conducir a analizar la raíz del problema, es como dar vueltas y más vueltas para dentro de un año seguir dando vueltas.
Yo no voy a entrar en la batalla por los datos. Ya lo hice una vez, ya di suficientes y como estoy convencido que eso no lleva a nada si no es a partir del análisis de las causas que han originado dichos datos, no voy a perder más tiempo.

Entramos en materia. El Islam es la religión ideal para ser pobre. Un pobre en el Islam es una persona mientras que un pobre en occidente es un miserable. Sin embargo sucede que el Islam, incluso más aún los pobres del Islam, nos envidia. Pero nos envidia tan gravemente que nos hace sentir la posibilidad de un próximo conflicto de enormes repercusiones. ¿Cuáles son la causas de esta aparente contradicción? Las causas no son más que aquellas que emanan de la dependencia económica que existe hoy en todos los rincones de la tierra. La falta de medios económicos produce en aquellas instituciones personales, familiares o estatales que la sufren, un sentimiento de animadversidad hacia aquellos que no la sufren y su volumen está en relación directa con la diferencia que haya entre beneficiado y perjudicado.

Nosotros, los que en occidente vivimos, podemos todavía ilusionarnos con ser participes de una familia encantadora y unida o podemos ilusionarnos, por ejemplo, con la creación de una fundación de ayuda contra cualquier tipo de discapacidad física. Interiormente parece que nos realiza. Nos sentimos satisfechos. Es cuando afloran los frutos de estas actuaciones cuando nos convencemos de que el dinero no es lo más importante, que existen otras cosas que nos hacen más felices que el dinero. Pero es fácil ese planteamiento hecho desde el dinero puesto que la importancia del dinero no se percibe cuando se tiene, sino cuando no se tiene. Ellos no lo tienen y por tanto a ellos no les ilusiona nada. Hasta incluso mandan a sus hijos a morir.

La impresionante evolución tecnológica del último cuarto de siglo que ha llevado a espectaculares progresos en los ámbitos de la medicina, la bioquímica, la ingeniería, la alimentación, las comunicaciones, etc… ha aumentado la distancia entre las cotas de los favorecidos y los no favorecidos y por tanto ha soliviantado y acelerado los ya despiertos (se despertaron a principios de siglo) factores de envidia y odio que, surgidos de la frustración, llevan a la agresión.

Son esas agresiones por tanto las consecuencias de una causa mayor y son esas agresiones las que se realizan en Sabra y en Chatila o en Jerusalen, las que se realizan con tanques soviéticos o americanos, da igual que sean 30 o 60, dirigidos por Sharon o por Hussein y que en el New York Times lo pongan blanco y en el Jerusalen Post lo pongan negro. Todo es secundario. Y hurgar en como se han desarrollado las consecuencias no nos llevará nunca a saber cuales han sido las causas o lo que es lo mismo jamás llegaremos a neutralizar los ingredientes del cocktail si nos peleamos por averiguar quien y como lo agita ahora, quien y como lo agita después.

Por tanto sabedores de cual es la causa, lo verdaderamente importante es estudiar y analizar la posibilidad de desterrar ese sentimiento de frustración que lleva a la voluntad de agredir. Sin lugar a dudas, por lo ya expuesto, sería ideal un acercamiento de los paises occidentales hacia los paises del Islam que favorezca su economía pero la cosa se complica cuando es su propia religión la que pone las primeras barreras y sobre todo cuando estos países favorecen las actitudes terroristas. No se puede ayudar a países que enseñan y ayudan a sus hijos a morir por matar, precisamente a aquellos que les podrían ayudar.

Es absolutamente necesario el convencimiento de los más extremistas musulmanes de que la mejor manera de velar por los intereses de sus hermanos es dotándoles de una mejor economía, que esa mejoría económica pasa por el acercamiento en forma de contraprestaciones humanas, culturales y económicas y que jamás conseguirán ese objetivo con la metralleta en la mano.