Al Sr. Pardos (carta 1474):
Me lo ha puesto usted fácil. No he tenido ni que pensar la narración de mi respuesta. Le respondo a su réplica utilizando su misma narración con la diferencia que yo utilizo la verdad y no la conveniencia.
Aplicando mi razonamiento, el mismo de Sharon pero totalmente diferente al de Hamas, el pueblo hebreo no es tan terrorista como el palestino ya que los ciudadanos israelíes legitiman en las urnas la política de defensa militar y asesinatos selectivos y erigen en líder, tras varios intentos frustrados de elecciones más conservadoras pero inútiles, a aquel que menos le tiembla el pulso a la hora de defender a su pueblo de energúmenos terroristas que con la excusa de que entregan su vida por la causa hace parecer a los mediocres que son menos culpables.
Se trata pues, según mi criterio, de una guerra entre un pueblo terrorista y un pueblo que deja que sea el ejército el que se encargue de defenderlo. En este trance no puedo negar que despierta en mi más simpatía aquel que utiliza las armas democráticas y deja que sea el organismo dispuesto para ello en todos los paises del mundo (el ejército, sino dígame para que está) el que guerree que aquel que trata de ¿defender? una cuestión diplomática a base de atentados terroristas contra inocentes civiles que digo yo nada tendrán que ver con la resolución diplomática del 47.
Mil veces reprenderé antes al ciudadano palestino que irrumpe en un cine descargando su fusil que al conductor de un bulldozer que reduce a polvo las guaridas de los terroristas que andan liquidando civiles.
Me lo ha puesto usted fácil. No he tenido ni que pensar la narración de mi respuesta. Le respondo a su réplica utilizando su misma narración con la diferencia que yo utilizo la verdad y no la conveniencia.
Aplicando mi razonamiento, el mismo de Sharon pero totalmente diferente al de Hamas, el pueblo hebreo no es tan terrorista como el palestino ya que los ciudadanos israelíes legitiman en las urnas la política de defensa militar y asesinatos selectivos y erigen en líder, tras varios intentos frustrados de elecciones más conservadoras pero inútiles, a aquel que menos le tiembla el pulso a la hora de defender a su pueblo de energúmenos terroristas que con la excusa de que entregan su vida por la causa hace parecer a los mediocres que son menos culpables.
Se trata pues, según mi criterio, de una guerra entre un pueblo terrorista y un pueblo que deja que sea el ejército el que se encargue de defenderlo. En este trance no puedo negar que despierta en mi más simpatía aquel que utiliza las armas democráticas y deja que sea el organismo dispuesto para ello en todos los paises del mundo (el ejército, sino dígame para que está) el que guerree que aquel que trata de ¿defender? una cuestión diplomática a base de atentados terroristas contra inocentes civiles que digo yo nada tendrán que ver con la resolución diplomática del 47.
Mil veces reprenderé antes al ciudadano palestino que irrumpe en un cine descargando su fusil que al conductor de un bulldozer que reduce a polvo las guaridas de los terroristas que andan liquidando civiles.
