sábado, 20 de septiembre de 2008

2, Los Antiyankees 2

15/11/2001
En
mi anterior intervención creí que había dejado claro lo que para mi eran los antiyankees pero a la vista de alguna opinión (en este caso del Sr. Porcar) acabo de darme cuenta de que hay alguna caracteristica que me dejé en el olvido: la falta de abstractivo (lo que en sicología quiere decir la falta de sentido de la comprensión de lo que se está leyendo o escuchando). No obstante tomo nota y ya no me pasará más, hablaré más fácil.
Osea que cuando uno nombra a EEUU como buque insignia del capitalismo está automaticamente diciendo que Europa y Japón están en la Edad de Piedra. Eso es lo que se llama grandisimo sentido de la comprensión.
Osea que cuando trato de desviar las flechas de la ira que el ansia de poder provoca y lo ilustro con un recorrido por la historia (siglo.I ac., s.I, sXV, s.XIX,XX) para demostrar que no es cuestión de una época en concreto ni de un país en concreto sino del hombre en sí, se entiende digo, esta intención de desviación de la ira, como una justificación de la barbaridad. Olé.
Osea que trato de argumentar el hecho de que el hombre tiene unas condiciones naturales impuestas tanto físicas como de intelecto y entre las físicas nombro, por poner dos ejemplos, la de la piel negra y la de la calvicie y entre las de intelecto nombro la del ansia de poder y se responde con "¿que tiene que ver eso de los calvos y la piel negra"? Está claro que no se ha entendido.
Osea que ejemplarizo a la madre Teresa y la encumbro en una frase que, le explico, quiere decir:
"¿Que se creen los antiyankees que si el poder estuviese en manos de otros paises, ese ser tan extraordinario como la Madre Teresa aparecería como una mediocridad?" y según la replica que recibo yo he comparado la grandeza de la Madre Teresa con el comportamiento de EEUU. Está claro que falla el abstractivo. Precisamente según creo yo, lo que se desprende de mi comentario es que la Madre Teresa siempre será grande, domine quién domine, puesto que el hombre siempre derramará mierda (según plabaras de Vd. así seguro que lo entiende), se derrame esta mierda donde se derrame.

Por otro lado y dejando de lado el abstractivo, Vd. deja totalmete al descubierto la ceguera que proporciona el odio hacia el poder tanto que le impide premiar al poderoso, NUNCA. Osea que nunca son merecedores de aplauso solo porque son poderosos. Si Vd. considera que el Kuwait de ayer o los afganos de hoy (esos que han recobrado la libertad gracias al poderoso) no deben de agradecer a EEUU su intervención porque eso sería de lameculos, entonces es Vd quién debería mirarse en el espejo y analizar quien tiene más pecados capitales. ¿Es Vd. un orgulloso?; ¿un envidioso?; ¿tiene Vd complejo de algo?

Mire Vd. tengo perfectamente clara la idea de lo que significa ser un antiyankee en España (otra cosa sería ser un antiyankee en Sudán). Viene a ser algo parecido a la idea que tengo de los comunistas es decir personas cuyo lema principal (es mío) es: "Es preferible el perjuicio de una multitud con tal de que uno no se haga rico, que el enriquecimiento de uno aunque sea en perjuicio de una multitud". Por eso hablo de hipocresía. Porque en realidad es envidiar y criticar a aquellos que sí han sabido conseguir aquello que anhelamos. Porque nos revienta que unos cabalguen por el mundo junto al estandarte del éxito mientras nosotros somos incapaces de ver dos palmos más allá de nuestras narices. Porque nos molesta comprobar cómo para nosotros es una proeza cuando para otros es normal. Porque nos revienta, en fin, percibir la frustación que nos supone el hecho de tener que recurrir, necesitar, utilizar, acceder, ver, aprender, la mayor de las veces frutos de aquellos a los que criticamos porque son mejores frutos que los nuestros.

Normalmente no me gusta aburrir a los lectores con batallas dialécticas particulares entre dos personas pero esta vez he accedido porque me ha valido para reforzar mi primera carta sobre los antiyankees. Sí tengo claro que no voy a contestar más a ninguna carta que me llegue desde la comodidad del ordenador, algunos con ratones sin cable, pantallas de TFT, modems de 5600Mz, ADSL. Todas aquellas cartas anteyankees que me lleguen en sobre de papel de papiro, escritas con lápiz de esos gordos que utilizaban en el siglo XV y cerradas con lacre quemado como en la época de las películas de los Monty Phyton las contestaré todas, absolutamente todas y además con todo el respeto del mundo.
Por cierto le dedico ésta carta al Sr. Grisola que es un peleador incansable contra los peores de los enemigos: la ceguera y la sordera.
15/11/2001